jueves, 5 de febrero de 2009

La enseñanza de la filosofía



La enseñanza de la filosofía presenta ciertas peculiaridades; la primera y más importante es mostrar a los alumnos su utilidad, ¿para qué sirve filosofar?. Creo que es crucial establecer una respuesta clara sobre la anterior pregunta. Si el profesor de filosofía no tiene claro en él mismo la utilidad de su materia entonces, difícilmente los alumnos entenderán de que se trata el estudio de la filosofía. Escuetamente la filosofía es una actividad que intenta problematizar aspectos esenciales del mundo. Al filósofo le interesa establecer problemas, entenderlos, clasificarlos y establecer una respuesta tentativa.
En un aspecto social la filosofía es ante todo una actitud ante la vida, asombrarte, indagar y analizar son características necesarias para nuestro correcto desarrollo en una sociedad. La materia de filosofía parece que presenta dos problemas pedagógicos importantes: el primero es si se puede enseñar a filosofar, no hay una metodología clara sobre ese punto. enseñar a filosofar significa, ¿aprender técnicas de lecto-escritura?, ¿aprender a reconstruir argumentos?, ¿a establecer problemas?, ¿analizar la realidad? etc. ; el segundo problema que surge es cómo debemos evaluar un curso de filosofía, qué habilidades cognitivas son propias de la filosofía y cómo podemos establecer una evaluación objetiva de dichas habilidades.
Tan sólo he enumerado algunos de los problemas que podemos encontrar al impartir la materia de filosofía. La solución es establecer metodologías precisas sobre el desarrollo de las habilidades cognitivas que debe incentivar el estudio de la filosofía y preparar a los docentes con un mejor aparato conceptual y con técnicas de lecto-escritura, argumentación y pensamiento crítico. Enseñar filosofía no es enseñar historia de la filosofía.